
Pero alguna
vez te has quedado a oscuras y permaneciendo quieto notas que no puedes ver
absolutamente nada, pero a medida que pasan los minutos, tu visión entra en un
proceso de adaptación (enfoque) y la visión progresa desde distinguir sombras
hasta una inconclusa adaptación de distinguir objetos, pero nada como la luz
para sentir la seguridad en lo que vemos y hacemos.
Pues así
está el mundo en el plano espiritual, a oscuras, solo que muchos luego del
apagón que se produjo en el huerto del Edén, cuando el hombre y la mujer dieron
la espalda a Dios, hoy han hecho una
inconclusa adaptación a la oscuridad espiritual y pueden distinguir algunas
cosas, pero no significa que estén en la luz.
Dicha
adaptación le permite ver, pero no les permite hacer un sano juicio como el que
observa en la luz, donde resaltan los detalles.
Así que es
necesario que el hombre reconozca la oscuridad del mundo y sepa que puede tomar
la decisión de venir a la luz.
La Biblia
dice en Juan 8:12
“Jesús les habló otra vez,
diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino
que tendrá la luz de la vida.”
Si hay inseguridad en ti, si alguna
duda por cómo anda tu vida, y tus pasos no llevan una ruta firme, si no puedes
ver hacia dónde vas ni el camino que llevas, es porque estás en oscuridad y
andas a tientas.
No es capricho nuestro ni
religiosidad, sino que la Biblia es clara cuando establece las consecuencias de
la desobediencia, como revela
Deuteronomio
28:29
“Y palparás a medio día, como palpa
el ciego en la oscuridad…”
Pero todo puede cambiar si vienes a
la luz y te conviertes en un siervo fiel, que obedece su palabra, porque
también la obediencia tiene sus consecuencias:
Deuteronomio
28:6
“Bendito serás en tu entrar, y
bendito en tu salir”
Que Dios te bendiga ricamente, y
que pronto en tu vida se escuche decir: “Llego
ella!” refiriéndose a la luz de Cristo!