
Sin duda alguna que todos conocemos este monótono juguete, y si hemos estado cerca de alguno, no hemos aguantado las ganas de pelotear un poco.
Aunque es diseñado para infantes, de él también podemos sacar una buena enseñanza.
El juguete consiste en una madera unida a una pequeña pelota de goma, a través de un fino cordón elástico, y el juego se desarrolla golpeando la pelota el mayor número de veces sin errar.
Pues así vivimos a veces atados a este mundo, donde nosotros somos representados por la frágil pelotita y el mundo, por la rígida madera, que nos ata a su centro, y cuando nos atrae con exuberante fuerza, no es más que para golpearnos más fuerte, y dicha acción se repite reiteradas ocasiones hasta destruirnos.
Recuerdo momentos en que veía las niñas jugar con su ping pong, y solían golpear tan fuerte que el cordón elástico se rompía, pero las niñas corrían despavoridas detrás de la pelota y al capturarla, una vez más la ataban al cordón, y así mismo es Satanás, si ve que en algún momento te apartas del mundo, él correrá tras de ti para atarte una vez más, y repetir la rutina, golpearte una y otra vez.
Pero si es Cristo quien te liberta, nunca más estarás atado a ese mundo que solo sabe golpear, la Biblia dice en Juan 8:36 “Que si el hijo os libertare, seréis verdaderamente libre”